LAS PRIMERAS FOTOS DE NAGASAKI DESPUÉS DE LA BOMBA ATÓMICA.
- Micaela Peña
- 31 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Yosuke Yamahata fue un fotógrafo ampliamente reconocido por las fotografías que tomó el día 10 de agosto de 1945, cuando fue mandado a capturar las desgarradoras escenas que quedaron de la ciudad de Nagasaki luego de la destrucción de “fat boy”, la bomba atómica lanzada por Estados Unidos.
El fotógrafo de 28 años de edad tuvo que caminar sobre escombros de lo que fue la ciudad y encontrarse con el horrible escenario de familias destruidas, niños quemados y cuerpos sin vida. “Era en verdad el infierno en la tierra. Aquellos que apenas pudieron sobrevivir la intensa radiación deambulaban apoyándose en palos para poder sostenerse esperando ayuda” explicó Yamahata años después con el recuerdo latente en su mente, y de lo que creo, jamás olvidará.

En estas imágenes podemos ver el dolor en los rostros de las personas, en los rostros de los niños. Las quemaduras en sus cuerpitos y su ropa toda destrozada, te hace sentir el dolor, porque hace que nos pongamos en lugar de esas personas y notar su sufrimiento a través de las imágenes te hace sentir horrible, hace que sientas pena por lo que es la raza humana y cuestionarte qué es lo que conseguimos matándonos unos a los otros, utilizando estúpidas excusas como “él atacó primero”, “queríamos salvar a los nuestros” o “queríamos demostrar y probar la capacidad de nuestros armamentos”. Ninguna excusa que se le quiera dar puede justificar la muerte y el sufrimiento de estas personas. El objetivo de estas imágenes es que cada persona que las vea sienta todo esto, que vean la gravedad de la situación porque, una imagen transmite mucho más dolor, más enojo, más la empatía, más la impotencia, y más el horror de los hechos que lo que cualquier relato puede contar.

El fotógrafo nacido en Singapur testificó que: “Un viento caliente comenzó a soplar. En todos lados se veían pequeños incendios, como antorchas apagándose: Nagasaki había sido totalmente destruida… prácticamente tropezábamos con cuerpos humanos y de animales que yacían a nuestro paso…”. Y viendo ambas imágenes (o cualquiera de las fotografías tomadas ese día) acompañadas con estos relatos te destrozan y te rompen el corazón.

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